martes, 4 de noviembre de 2008

Carta a Misantropía

Querida Misantropía:
Comitán, noche de suspiros…

Los días en esta habitación tan peligrosa se van haciendo cada vez más inhóspitos, con agrestes y maleducados bichos que se alimentan de mi cuerpo dejándome ronchas que cobran formas deformes y que a veces aprenden a hablar el idioma de mis manos.

Los Nosferatus son adictos a la atropina y las Julietas venden su cuerpo por una dosis de opiorfina Montesca. Las esquinas están plagadas de telarañas que sirven de repisa para las mil cabezas decapitadas por la Reina de Corazones que ahora dormita (Con Pazuzu) en la página 129 de “El exorcista”.

Se escuchan los automóviles fantasmas que corren hacia su destino incierto, el latir de un corazón débil que se cree enfermo de vida y siempre busca la muerte al medio día, el golpe del viento en el cristal de la ventana cerrada (siempre cerrada para que no entren espectros ni niños sin sombra y melancolía).

¿Estarás en una habitación mejor que la mía, amorosa Misantropía?

Mis pulmones perforados por el cigarro ya no sirven para guardar vida, mis manos han olvidado acariciar piernas, mis labios no conocen otros labios, mis pies no buscan otros pies.

¿Habré perdido la capacidad de escuchar detrás de las cortinas?

¿Habré de sucumbir siempre a las lujurias onanistas vespertinas?

Desde que aprendí a tejer con saliva, ya no me queda tanto tiempo como antes. Estoy haciéndole un suéter a mi destino, para que no tenga frío, para ver si revive y camina de nuevo como lo hacen los vivos.

I can´t get no satisfaction, por lo menos en esta vida y en esta habitación del color de las sandías.

¡Qué lejos han quedado las Lou Salomes, las Mata Haris, los Zimmermans, los Lennons, Los Cristos!

Los sueños…

Tengo un par de moscas mensajeras, adorada Misantropía para enviarte estas palabras pronunciadas sin saliva.

Donde quiera que estés, espero que estés mejor que la última vez.
Te extraño, menos de lo inoportuno y más de lo innecesario.
espero escucharte en el cantar de las aves
en lo inverosímil de mi obituario.

Te extraño, Misantropía.