martes, 28 de abril de 2009

El cuervo y la virgen

Al verla por primera vez, ella no sabía lo que era un beso.

Le mostré uno.

Al verla por primera vez ella no sabía lo que era una lengua en su piel.

Le enseñé una.

Al verla por primera vez ella tenía dudas sobre los oficios que hacen un hombre y una mujer solos, bajo las sábanas.

Le mostré algunos de ellos.

Al despedirla por primera vez me dio un abrazo y me dijo: Espero te vuelva a ver.

Le dije: yo también.

Al verla por segunda vez, le dije que le daría un beso.

Me mostró cómo debe ser besada una niña.

Al verla por segunda vez, le dije que mi lengua quería serpentear sobre su cuerpo.

Me mostró cómo debe ser lamida una mujer.

Al verla por segunda vez le dije que quería enseñarle un nuevo oficio bajo las sábanas

Me mostró cómo se hace el amor con una dama.

Al despedirla por segunda vez me dijo: Ojalá que te vuelva a ver.

Le dije: yo también.

Un par de meses después ella era el olvido y yo su recuerdo perdido.