El relámpago absurdo del silencio
en tus manos me rompe la calaña
de versos que escondí en esa vieja cabaña
de abolengo cabrón que aún me agencio.
Extraño tanto arder entre tu cuerpo
y renacer en soles literarios
entre orgasmos canallas, solidarios
y mercenarios, fieles a un mar terco.
Bebamos aquel vino disoluto
y vamos a bailar con las estrellas
un danzón pornográfico y astuto.
A mi edad sobran lágrimas rapaces,
monólogos infames de camellas
y un corazón desnudo, sin disfraces.
viernes, 30 de noviembre de 2012
jueves, 29 de noviembre de 2012
La luna de invierno
La última botella de tequila
se muere entre su espalda de princesa.
Beoda y lujuriosa, aniquila
la noche con gemidos de cerveza.
El canto del colchón rompe el murmullo
de los cuerpos que agrietan sus pasiones
con sudor bajo el cálido barullo
de las sábanas de húmedas lociones.
La danza del amor pronto culmina
en una flor de alabanza perfumada
al palacio del vientre de la amada.
La luna del invierno le ilumina
el cuerpo que parece tan distante
de aquel que me robó la voz cantante.
se muere entre su espalda de princesa.
Beoda y lujuriosa, aniquila
la noche con gemidos de cerveza.
El canto del colchón rompe el murmullo
de los cuerpos que agrietan sus pasiones
con sudor bajo el cálido barullo
de las sábanas de húmedas lociones.
La danza del amor pronto culmina
en una flor de alabanza perfumada
al palacio del vientre de la amada.
La luna del invierno le ilumina
el cuerpo que parece tan distante
de aquel que me robó la voz cantante.
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