jueves, 19 de enero de 2012

Testimonio de Valentina

Foto: Satania

Desde que era pequeña observaba a mi papá sentarse en su cama a tender un juego de cartas frente a él, siempre fui curiosa por lo que él hacía allí solo. Parecía que conversaba con las cartas.


No me dejó acercarme, algo había que solo él quería leer.


Cuando él murió sus cartas llegaron a mis manos y han sido buena compañía desde entonces.


Obviamente no se conversar con ellas como debería, pero siempre he estado convencida de que las cartas del tarot son capaces de poner frente a nuestros ojos las cosas que hemos guardado en la mente para no escuchar.


La otra noche cuando me encontré con él me dijo que traía sus cartas consigo.


Era obvio que yo quería saber lo que el tarot tenía que decirme, hacía rato que estaba pasándola mal y no sabía cómo salir de esa situación.


Entonces las cartas me enseñaron lo que estaba frente a mí y yo ignoraba por estar colgada de las mismas ideas, culpando al mundo alrededor de mi en vez de abrazarlo.


Me dijeron que diera un paso y lo he dado.


Ahora estoy en un lugar completamente diferente y las puertas parecen solo seguir abriéndose para que yo entre por ellas.


El tarot es para mí como una ventana hacia dentro que me enseña aquello que tengo que ver justo en el momento preciso. Es un canal para comunicarse con uno mismo y desde allí curar las heridas.








viernes, 13 de enero de 2012

Onan


Mi nombre es la estación que te acaricia
el vientre disfrazada de tus dedos.
El rugido silente con albricia
nocturna que se escurre entre tus miedos.

Abre las piernas… muéstrame el camino
al mar que ocultas bajo el sortilegio
de tu falda. Enséñame el destino
de mi lengua al husmear en tu colegio.

Enséñame a besar como cometa,
enséñame a bajarte la bragueta,
enséñame a tocarte con los dientes.

Mi nombre es la canción que aún te roba
minutos a tu viaje sin escoba.
El que todavía llora si le mientes.

jueves, 12 de enero de 2012

A tus 12 de 30 (¡Feliz primer año!)

(Una vez Allison posando para mi...)


Hace un año te vi por vez primera.
Mi corazón se abrió como las flores
cuando entregan su luz en primavera
bajo un rayo de sol de mil colores.

Eres la única niña que me quita
el sueño, la que siempre está en mi mente,
la que quiero por bruja y loquita,
la que siempre será mi zen latente.

Bendito el día que trajo tu mirada
a bautizarme SOL en la morada
donde tus pies serán el libro abierto

de una vida con rumbo tan incierto
como el mar indiscreto de tu lumbre
tatuado en mis suspiros con tu nombre.