martes, 9 de septiembre de 2014

Los días colgados






Los días se deshojan con el viento,
esa mordida que devora vidas,
esa mano invisible que llaman tiempo,
el absurdo viaje de ida sin retorno.

Quemar los días con la misma rutina,

como un incienso que se consume
con el mismo fuego, bajo el mismo techo,
en la vieja mezquita de mi cuerpo.

Hoy como ayer se escuchan los mismos gritos,
las mismas olas chocando en las mismas piedras.
Sigo siendo ese niño en medio de la guerra
deseando ser pájaro, avión o metralleta.

Aún no es otoño pero los días se deshojan,
una lluvia de horas repetidas y aburridas,
una vida condenada a vivir sumido
en una eterna soledad compartida.

Veo las semanas y los meses caer,
el calendario adelgaza y me preocupa,
me aflige estar aquí, en medio de la guerra
oculto en una trinchera de papel.

A veces la soledad es más compañía
que alguien a tu lado que vive callado…

No habla, no dice, no trina, no opina,
sin embargo, es el silencio que grita,
es la ausencia que reclama tu presencia,
el engaño que siempre exige la verdad,
una verdad que vive en la mentira.

Así…
los días se deshojan con el viento,


cada día es igual, la misma rutina
sólo cambia el número del día
y la poca cordura que estoy perdiendo.


domingo, 7 de septiembre de 2014

Huele a tierra mojada



Huele a tierra mojada…
el cielo se desbarata en gotas,
las ventanas se dejan acariciar
por viejas manos de agua
que le quitan el polvo
a ciertas telarañas rotas.

Cuetes y campanas para la virgen,
lluvia para el pueblo, agua para el campo,
espíritu que cae del cielo y cuida al maíz.

Hoy es en un domingo de verano,
viudo del sol que sale temprano
para irse a divertir.

Gotas que despiertan con rima y canto,
huele a mañana, huele a raíz, huele al origen,
aliento de selva que perfuma la lombriz.

Huele a tierra mojada
el cielo no es triste pero se viste de gris.

Hay un viento de madrugada,
apago el despertador,
y me vuelvo a dormir.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Café por la mañana





Es el aroma del café el que habla,
un grito a la nariz que canta y cuenta
los soles que caben en tu ventana.

Café por la mañana.
Es un rito que aprendí de la nada,
un mito familiar o una idea extraña
de esas que se pegan o se pagan
cuando llega la edad avanzada.

Así sopeo el canto de las aves,
primer guiño del sol,
campanas, ladridos,
metrallas de ruidos.

Café por la mañana.
Encuentro romántico
entre una taza y un desvelo,
mesa y cama para dos,
una soledad compartida.

Empieza la rutina del día
termina la hora del sueño,
así sé que aún soy el dueño
de esta estúpida monotonía.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Corazones y verrugas





Tira poesía como flechas
Cupido en romería,
tira poesía como piedras
estúpido eco en tinieblas.

Este tambor, este temblor,
este absurdo rugido de feromonas
visten las horas de arrugas,
corazones y verrugas.

Café, cigarros y jazz
vistiendo fantoches
en poetas y noches,
hipsters, hombres de fe.

Un cigarro en tu boca
no te hace derretir la roca
de tu lengua, de las tintas,
de tus tontas pintas.

Tomas cafeína con rabia
buscando la aspirina literaria
que ponga en onda a tu poesía.

Escuchas jazz y hablas de folclor,
pero no puedes asimilar
lo que es bailar sin música
viviendo literatura, lamiendo el dolor.

Café, cigarros y jazz,
absurdo cliché de cromosomas
patético disfraz con pulgas,
corazones y verrugas.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Despierta el mundo




Despierta el mundo
cuando esta ciudad, abre los ojos,
cundo los trinos que tejen nubes
y la nubes que tejen tronos,
gritan sombras y ecos
en el cielo de tu balcón.

Huele a café, huele a mañana
campo, carbón, día que respira
viento profundo que vive
con esta plegaria de alegría.

Despierta el mundo
las campanas mueven la lengua,
son labios en beso profundo,
cucharadas de sol en las tejas
de esta ciudad, nueve luceros
que danzan, caminan y cantan...
como encantan los cerros.


lunes, 1 de septiembre de 2014

Las tetas del silencio





¿Dónde está el desvelo propositivo,
el ruido sin pena y madrugada,
luz  encendida, rima, canto, poesía,
soledad que pinta enamorada?

Yo
soy árbol que rompe en vida,
soy fruto y raíz, abono con lombriz,
hoja con tinta que en soledad respira.

Yo
Callado y discreto, ordeño largos trinos
de las tetas del silencio.

Aquí, no está la calma. Me sobran nervios,
me da temor vivir atrapado en esa gotera,
esa grieta que escupe el veneno de un corazón:

egoísta, cabrón e indecente.

¿Dónde está el murmullo de la soledad?,
¿está escondido en algún recipiente?

Lo sé
Esta en el mismo lugar donde lloran las ventanas,
donde sólo estoy yo, mis gritos y los largos trinos
en las tetas del silencio.