jueves, 19 de enero de 2012

Testimonio de Valentina

Foto: Satania

Desde que era pequeña observaba a mi papá sentarse en su cama a tender un juego de cartas frente a él, siempre fui curiosa por lo que él hacía allí solo. Parecía que conversaba con las cartas.


No me dejó acercarme, algo había que solo él quería leer.


Cuando él murió sus cartas llegaron a mis manos y han sido buena compañía desde entonces.


Obviamente no se conversar con ellas como debería, pero siempre he estado convencida de que las cartas del tarot son capaces de poner frente a nuestros ojos las cosas que hemos guardado en la mente para no escuchar.


La otra noche cuando me encontré con él me dijo que traía sus cartas consigo.


Era obvio que yo quería saber lo que el tarot tenía que decirme, hacía rato que estaba pasándola mal y no sabía cómo salir de esa situación.


Entonces las cartas me enseñaron lo que estaba frente a mí y yo ignoraba por estar colgada de las mismas ideas, culpando al mundo alrededor de mi en vez de abrazarlo.


Me dijeron que diera un paso y lo he dado.


Ahora estoy en un lugar completamente diferente y las puertas parecen solo seguir abriéndose para que yo entre por ellas.


El tarot es para mí como una ventana hacia dentro que me enseña aquello que tengo que ver justo en el momento preciso. Es un canal para comunicarse con uno mismo y desde allí curar las heridas.








No hay comentarios: