Te levanto el vestido de gitana
recitando los versos más perversos
buscando los encajes de sotana
que escondes en tus mulos tententiesos.
Bendita la luna llena
que alumbra tu sonrisa mercenaria
y el pendón de tu lengua marinera
que se escurre en mi labia milenaria.
Desnuda te comprendo con mis manos,
me olvido de los cánticos mundanos
y te recito mantrams a mordidas.
Tu vientre se derrite entre mis labios
mientras tus uñas trazan surcos sabios
en mi espalda de mil noches zurcidas.
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