
‘Atrapando recuerdos el olvido
se olvida’. Palabras del vampiro
-en romería de noches sin sentido-
en el último tren de mi suspiro.
El tiempo pasó lento y solito
en esta noche sin fin -con papiro
gitano y guitarra azteca- pido
al Tigre del Congrés un buen respiro.
En la playa sin sol donde habita
el grito del Patata ya no queda
nada más que: los poemas en la rueda
de aquel derribahombres que cantaba
nanas para ellos, nada para aquellos.
El tigre de anteayer nos entonaba
boleros a las hadas disfrazadas
de chicas underground y a las damas
transmutadas en peces -sin- escamas.
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