A la dama que viste de suspiros
a mis días de verano yo le quiero
regalar un planeta de respiros
enamorados, todo un mosquitero
de cariño con tinta de zafiros
bañados por el sol con sal de acero.
Dulce tónico de alma con espectros
contra el mal del temor al aguacero
absurdo que dejó el tiempo pasado.
Dejame penetrar a tu baluarte
de amor y te prometo que cuidarte
será mi obligación y mi estandarte.
A la dama que viste como musa
yo la quiero inundar con todo mi arte.
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