viernes, 2 de septiembre de 2011

Las estaciones del pecado



Con el verso en ristre que desviste
tu armadura de malta, con los ojos
laminados en sueños y rastrojos.
Con esta sensación que jamás creiste.

Con esta pasión adúltera, te caiste
a la piscina roja de los bajos
mundos. De aquellos besos con despojos
ultramelosos (rubios) del sureste.

Se abren las estaciones del pecado
en la misericordia de tu escote,
en tu rambla de piel con estrambote.

Quisiera corromperte la cintura
con mis uñas ajenas de cordura.
Viudas del aburrido celibato.

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