viernes, 9 de mayo de 2008

X. Miranda

(Domingo de madrugada)



Cuando uno se ha vuelto célibe del televisor y los discos ya han vomitado sus melodías incontables veces en el reproductor; lo que queda por hacer es tratar de encontrarle una nueva y entretenida perspectiva a la monotonía.

Miranda, con voz enérgica, dijo:

-Poesía contemporánea.

-Y yo, dibujé un pájaro muerto sobre el lomo de un cerdo.

-Yo le dije amor.

-Ella, sonriente dibujó a un perico ciego que caminaba sobre el fiambre de lo que antes caminaba como niño.

-Me dijo teléfono

-Y yo dibujé una araña devorando el corazón de una mujer embarazada.

-Le dije… besos.

-Me dibujó un ciego apilando huesos.

-¡Musa!

-Dibujé un círculo imperfecto.

-Religión.

-Dibujó a Al Capone desnudo montado en un asno atado a un roble.

-Sonriente le dije, Padre.

-Sorbió un poco de vino y escupiéndolo en el papel le dio una forma extraña que, con el grafito, le dio la forma de una olla a presión.

-Muy seria, dijo, Madre.

-Y dibujé una niña de alas enormes y ojos exorbitados, tratando de comerse a Saturno que a su vez devoraba a un hijo.

-Ella me dijo, tú.

-En el papel, dibujé un gusano

-Yo.

-Y dibujó su reflejo en un mar de peces muertos.

-Ella me dijo miedo.

-Y le dibujé a la muerte.

-Fuerza.

-Me representó una nube devorándose al sol.

-Perfección .

- le respondí con un beso.

-Entre sus labios, le dije tiempo.

-Y me quitó la ropa,
muy lento.

Cuando uno se ha vuelto célibe del televisor y los discos ya han vomitado sus melodías incontables veces en el reproductor; lo que queda por hacer es como diría el viejo Blake…

“Tratar de poner un cuerpo delante del nuestro”

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