lunes, 2 de marzo de 2009

Las crónicas anacrónicas del niño zombie



En donde los caniches pastan descalzos (La eterna mariposa que me cuida de las arañas)

Una cajita roja acompaña las palabras sucias de eco en piedras pálidas y sombras extrañas.

Viento.

El mismo viento que anteayer bailaba con cada uno de tus negros cabellos bajo la piel de luna en una plaza comercial donde no existe el tiempo.

La cajita roja guarda tu piel muerta que es mi alimento.

(Prometí comerme las cicatrices de tu cuerpo)

Recuerdo el momento en que llegué a Atizapán leyendo tus palabras telepáticas invitándome a tus bosques, a tu lago, a tu encuentro.

Quiero volver a ver esos ojos desnudos y no tener tanto miedo.

¿Qué es eso que se siente cuando creo que te veo?

¿Será…?

Te hice caminar bajo el sol…

Te traje parte de mi sangre en una botella de cristal, un poco de café y chocolate que guardan las huellas de tus colmillos de dama.

¿Cuándo puedo darte tus obsequios?

Quisiera acudir al otro encuentro pero tengo miedo.

¿Qué es eso que se siente cuando creo que te siento?

¿Será…?

Me voy a comer y después a refugiarme en la retórica de Baquente.

Vaquillas esta fría viendo morir al viejo noviembre de 2008.

Tengo las manos frías como siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmmm...esos ojos, esos hermosos ojos en los que es tan facil perder la razon....


esta chica y su mirada me trastornan...me provocan ir y robarle esas dos gemas para mirarlas eternamente a donde quiera que yo vaya....


saludela de mi parte....y de nuevo es un placer leerle...ojala y a mi me escribieras cosas lindas como a todas tus musas....pero bueno, no me puedo quejar con tus frases cochinonas a la hora de coger a lo bestiaaaa


mordiscos para tu cuello...