(Domingo de madrugada)
Cuando uno se ha vuelto célibe del televisor y los discos ya han vomitado sus melodías incontables veces en el reproductor; lo que queda por hacer es tratar de encontrarle una nueva y entretenida perspectiva a la monotonía.
Miranda, con voz enérgica, dijo:
-Poesía contemporánea.
-Y yo, dibujé un pájaro muerto sobre el lomo de un cerdo.
-Yo le dije amor.
-Ella, sonriente dibujó a un perico ciego que caminaba sobre el fiambre de lo que antes caminaba como niño.
-Me dijo teléfono
-Y yo dibujé una araña devorando el corazón de una mujer embarazada.
-Le dije… besos.
-Me dibujó un ciego apilando huesos.
-¡Musa!
-Dibujé un círculo imperfecto.
-Religión.
-Dibujó a Al Capone desnudo montado en un asno atado a un roble.
-Sonriente le dije, Padre.
-Sorbió un poco de vino y escupiéndolo en el papel le dio una forma extraña que, con el grafito, le dio la forma de una olla a presión.
-Muy seria, dijo, Madre.
-Y dibujé una niña de alas enormes y ojos exorbitados, tratando de comerse a Saturno que a su vez devoraba a un hijo.
-Ella me dijo, tú.
-En el papel, dibujé un gusano
-Yo.
-Y dibujó su reflejo en un mar de peces muertos.
-Ella me dijo miedo.
-Y le dibujé a la muerte.
-Fuerza.
-Me representó una nube devorándose al sol.
-Perfección .
- le respondí con un beso.
-Entre sus labios, le dije tiempo.
-Y me quitó la ropa,
muy lento.
Cuando uno se ha vuelto célibe del televisor y los discos ya han vomitado sus melodías incontables veces en el reproductor; lo que queda por hacer es como diría el viejo Blake…
“Tratar de poner un cuerpo delante del nuestro”
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