martes, 14 de julio de 2009

Insana

Tenía fama de comemierda pero no me importó. Siempre me han gustado las personalidades que no se apegan a las manualidades de un mundo propenso a los eufemismos sociales.

Fuimos a beber cerveza en una esquina muy cerca de su casa y mi mano un tanto borracha buscó apoyarse sobre las piernas largas ocultas por una falda de manta bordada con cucarachas.

La palma de su mano derecha se estampó con sorna y gracia sobre mi estampa de galán y sus labios se incrustaron en los míos con un fervor seguramente provocado por el alcohol.

Su lengua sabía a lo que huelen los ceniceros mezclados con cerveza y chicles de menta. Su rostro olía a perfume de niña y sus cabellos a jabón con un poco de sudor.

De su bolso sacó una servilleta y me apuntó su nombre con un rímel que apenas logró su misión.

-Antes de buscar bajo suerte las bragas harías bien en preguntar el nombre de quien embriagas.

Se bajó tambaleando a vomitar toda mi inversión de la noche.

Jamás pensé que tuviera un nombre tan peculiar dentro de lo vulgar.

1 comentario:

Malerige dijo...

jijiji divertidillo....

un cuento verdadero, cada noche actuado por cientos y cientos....

letras deliciosas como siempre...para una sopa

besos

Miss Malerige Rupestrinski
[The Malvada...alonesisima]