domingo, 5 de julio de 2009

Padre tiene un amor sádico por Sedan 91

Padre es feliz con Sedan 91 ambos recorren presurosos las angostas calles y los lugares tenebrosos.

Padre es feliz cuando sus pequeñas manos se aferran al viejo volante de su escarabajo blanco y va viajando sin tiempo ni espacio, sin deudas de banco, sin esposa que le haga la vida más rasposa e hijos malvados que deberían ser abogados, doctores o al menos entes rasurados.

Padre antaño odiaba a Sedan 91 porque era el auto que Madre había comprado con dinero de mujer independiente.

Padre entonces era un poco millonario y pasaba las noches buscando la forma de liberarse de tan horrendo auto.

Madre sufría con el reclamo cotidiano de Padre.

Padre en su Chevrolet sufría de la vergüenza de tener en casa el estúpido auto de Madre.

Mil clientes llegaban buscando a Sedan 91 enviados por él, ofreciendo jugosas ofertas con tal de llevarlo de una vez por todas al diablo y así poder comprar un auto más acorde a sus necesidades de pequeño gran burgués.

Madre no se dejaba convencer porque era el auto que había comprado con el esfuerzo de un carajo de años detrás de un escritorio y una máquina de escribir propiedad del gobierno del estado.

El tiempo y el descuido etílico llevaron a Padre aún con el aliento a Tecate a perder su abrigo de magnate.

En su desesperación buscaba las llaves de Sedan 91 para venderlo y tener dinero.

Pagar algunas de sus cuantiosas deudas y comprar un poco de Ginebra.

Sedan 91 tuvo que huir y esconderse en casa de amiga de Madre para estar a salvo del rapto de Padre.

El tiempo y la mayoría de los ahorros de Abuela, Tía, Madre y algún Compadre lograron liquidar las cuentas del yerno/cuñado/esposo/compadre.

Sin vehículo y con un par de piernas perezosas descubrió que después de todo Sedan 91no estaba tan feo, no estaba tan pequeño, no estaba tan lumpen, estaba como nuevo, era blanco y hacía juego con las nubes.

¡Qué bonito suena el motor!

Principalmente poseía cuatro ruedas y un motor podían llevarlo a donde quisiera.

Poco a poco se apoderó de él.

Padre es feliz con Sedan 91 y se encela con Madre cuando lo usa y mueve el sillón, cuando Malévolo Hijo toma el volante y se lo lleva con petulante intromisión.

Ahora luce viejo, gasta mucha gasolina, no sirven las direccionales ni seguros de las puertas. El claxon y la alarma están casi muertos.

Lo ha ido mutilando; es su castigo por haberle dado una lección.

Padre tiene un amor sádico por Sedan 91 y no va a descansar hasta verlo naufragar en el óxido de su propio olvido.

Hasta pasar junto a él subido en un Ford del año y poder gritar sin miedo a las caminatas bajo el sol de julio y a los horribles transportes colectivos:

“Muérete amor mío”.

5 comentarios:

Pa0la dijo...

Saborío tienes un verdadero don para decir las cosas, una forma peculiar para transformarlas en historias que quedaran por siempre...

sos genial.

Anónimo dijo...

jujuju...el amor de ese Padre por tan precioso auto, se parece al que le tuvo mi progenitor a todos sus escarabajos, de los cuales solo uno he heredado y creeme, el que maneja Padre, el Malevolo hijo y la dueña real, es una maravilla frente a mi sedan (91 y blanco tambien, por cierto), con una direccional que se siente intermitente, con un claxon que hace años murió, con una reversa que pelea a muerte para no ser usada y por un motor al que, si no le atina al número de pedalazos antes de arrancarlo, o se engasolina o no arranca de plano.

Benditos vochitos, y sin embargo seran mis eternos Favoritos...

:D

miss Malerige Rupestrinski
[Extrañando a "Sedan 91"]

Anónimo dijo...

Padre debería ser más corrupto y volver a comprar Ford del Año.

Pequeño gran Rockstar a.k.a Diego dijo...

Jajajajaja
claro, ginebra...
se vale soñara y alterar la realidad

tres palabras
HICKY y MOA

Anónimo dijo...

"Es que matamos lo que queremos, lo demas nunca existio" RC