jueves, 15 de octubre de 2009

El olvido


Hoy tu nombre no es mi preferido es tan sólo un extraño zumbido. Tus pies no son la tierra de mi cultivo son tan sólo huesos sin otro adjetivo.

Hay días que no deberían existir en el calendario. Aquellos en los que el filo y la sangre no son tan distantes y el dolor es el silencio constante dentro del grito del tiempo.

Los impulsos de ira despiertan hambrientos, rompen la cerradura del claustro y asesinan sentimientos.

Hay días en que podría matarte y aventarle a los perros la parte cuerda de tu anatomía mientras lo demás es la espina de mi rutina.

Tengo motivos para drenar esta sangre espesa que envenena más que el eco de mis preguntas buscando respuesta.

Me he acostumbrado tanto al timbre de la soledad que tu voz ya no mes familiar.

Tengo las botas rotas de tanto caminar buscando solución al hecho de no recordar tu nombre después de repetirlo en soledad muriendo de hambre.

El diablo se sienta en mi cama y me ofrece la copa de olvido.

No, no tiene sentido.

Habría de cortarme también la piel que usé como lienzo pensando en el suicidio.

Me acuesto en el suelo, no tardaré en conocer a quien tantas veces me ha visto herido,

Yo lo llamo: El Olvido.

4 comentarios:

Mi amor dijo...

Guarrito!

Me gustó demasiado, creo me hizo recordar que todavía no olvido...

Esperaré tu próximo libro jiji

te amo

Daniel Saborío dijo...

Justo ahora hay una polémica con la señorita María de Jesús sobre si existe ese tipo de olvido...

Mi amor dijo...

Crees que existe?

Daniel Saborío dijo...

Yo creo que sí...