sábado, 9 de agosto de 2014

Anal del sexo oxidado





Ya no es de carne ese pendón entre sus piernas,
ya no lo levanta el aroma del agua,
que destila el vientre de dama,
cuando sus dedos, besan su piel.

Su cuerpo esta marchito,
su corazón aún es fuego,
arden sus huesos apolillados.

Solo, solo sin sombra,
sin fuerza en la mano,
sin mujer desnuda a su lado.

Viejo, viejo fulano
que pecaba de fauno
husmeando en las faldas
de las hijas del condado.

Anal del sexo,
sexo anal,
lujuria carnal,
atrapada en
calcio de 95 años.

Silencio en la madrugada,
silencio en las sábanas,
sólo un hay ruido en su cabeza,
el deseo que martilla
la frágil memoria
que a la voluntad astilla.

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