domingo, 17 de agosto de 2014

El sendero opuesto




Vigilo las estrellas tumbado en mi cama,
esperando, sólo esperando.

¿Por qué las aves tienen que dormir a estas horas?

Deberían estar acá, trinándole a las estrellas
tejiendo nubes con la lengua, soles con el punzón
de la pluma y  la tregua.

¿Por qué la noche?
¿Por qué no?

Soy el fuego que danza en las barbas del sol,
el sendero opuesto de tus pasos,
la cruz de letras que cargo, aunque mi cabeza
esté casi muerta en manos del insomnio y del letargo

¿Por qué no hay un sol que ilumine la noche?

¿Por qué no estás tú durmiendo a mi lado
con un relámpago de versos en las manos,
con un vientre de río acaudalado?

Vigilo las estrellas tumbado en mi cama,
esperando, sólo esperando.

Entonces, cierro los ojos para devorar por partes,
las inclemencias del tiempo.





No hay comentarios: