Esta realidad no me gusta,
es como una risa estúpida
que me asusta y me arde.
Como un puñado de sol,
como un rugido de truenos
que me parten la cara.
Quiero gritar y no puedo,
soy huérfano del ruido
que esculpe mi garganta.
Mi voz se quedó en
casa,
colgada en la ventana,
debajo del fuego en el casco
de aquel astronauta.
Un zumbido lejano,
una rabia que parte,
un verso con furia,
es el aullido de Marte.
Estruendo castroso
de aquel tripulante,
triste careto espeluznante
de un secuestro horroroso.
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