Bendita la humareda radioactiva
que pinta tu mirada de gitana.
Maldita la palabra destructiva
que construye bastión en mi ventana.
Bendita tu prosapia literaria,
maldita mi calaña tan rupestre,
bendito el corazón que es mi patria,
mi exilio, mi estación extraterrestre.
Maldita mi erección que aún no comprendes,
benditas tus mentiras profanas,
maldita seducción y los argüendes.
Bendita deducción, benditas lunas,
malditas las heridas que no sanan,
benditos los sonetos que resanan.
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