miércoles, 19 de octubre de 2011

Los olores del camino

Los olores del camino son los pormenores de la noche cuando el diablo se viste de luna llena. Es el grito clandestino de los fantasmas de una cabaña embrujada en medio de la nada donde se adora a la oscuridad y se invocan a los colores de la promiscuidad.

Las brujas bailan desnudas excitando al cornudo que se masturba frente al fuego del aquelarre. Los espectros danzan con el viento y escupen poesías que huelen a orines de muerto.

Los olores del camino son los perfumes de las flores muertas, la caricia de azogue de los huesos que bailan en la ciénega, el rugido del silencio en medio de la nada.

Los esqueletos pintan sus huesos con lodo, tiñen su cráneo de rojo, lloran lágrimas de gusanos mientras cantan el himno a los muertos.

Un autobus pasa en medio de la nada, rompiendo la vacuidad de la noche en medio de un bosque embrujado donde el diablo tiene su armario y las hadas son las putas de los corsarios.

Los pasajeros no ven nada pero sienten los olores del camino y suponen que allí es el intestino del pueblo. Nadie se imagina que es el hotel de las brujas, donde nadie da consejos.

Viajo a tu lado y te doy un abrazo, te tapas la nariz y yo me tapo los ojos para no ver al diablo que se asoma a la ventana y relame su bigote mientras te devora el escote.

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