No es por aquel Violante que te escribo
cada noche un soneto saboriano.
No es por aquel tunante que derribo
sílabas con el ripio del fulano
con ínfulas de poeta a lo Quevedo,
Sor Juana, Shakespeare o Sir Sabina
el viejo cantor de Úbeda con credo
en bragas y rubores de arginina.
Escribo porque siento en el tintero
(hambriento) palabras despertando
de su agónico barco jinetero.
Escribo porque tienes piel de musa,
porque quiero pintar bajo tu blusa
un corazón cantando… escribiendo.
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