Al estío le alimentan los laureles
de tus besos mensuales, las caricias
que abrevo en la fanfarria de caireles
castaños en el mar de mis delicias.
El rumor de mis labios en precinto
taciturno se crispa con charrada
coquetona ante el grito azul del canto
almidonado de mi enamorada.
No quiero más regueldos de cupido,
no quiero estar vacío de la sonrisa
en tu carita hermosa y sumisa.
Regálame esta noche un segundero
apoltronado en cama, escondido
del rigor del tiempito follonero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario